Sabias que…

Antes de abordar el tema de la discapacidad intelectual creemos conveniente hacer una aclaración terminológica entre conceptos que muchas veces se usan como sinónimos, pero que no significan exactamente lo mismo. Nos referimos a los términos: deficiencia, discapacidad y minusvalía. Para ello nos vamos a basar en la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Deficiencia

La OMS concibe la deficiencia como una pérdida o anormalidad de una estructura o función fisiológica, anatómica o psicológica temporal o permanente. Puede afectar a un miembro, órgano, tejido u otra estructura del cuerpo, incluida la función mental. La deficiencia representa la extereorización de un estado psicológico, ya que las perturbaciones se dan a nivel de órganos.

Discapacidad

Es una disminución o ausencia de discapacidad para el desempeño de una actividad considerada normal. Pueden ser temporales o permanentes, reversibles o irreversibles y progresivas o regresivas.

Minusvalía

Se puede definir como una situación desventajosa para una persona concreta y que es consecuencia de una deficiencia o una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un comportamiento que es normal en su caso (en relación a su edad, sexo y factores sociales y culturales).

Una minusvalía refleja las consecuencias culturales, sociales, económicas y ambientales, que para el individuo representa su deficiencia o discapacidad.

Las deficiencias, discapacidades y minusvalías pueden ser de tres tipos: físicas, sensoriales y psíquicas dependiendo de los órganos y/o funciones afectadas.

Basándonos en esta clasificación, podemos decir que la deficiencia psíquica es una pérdida o deterioro de la función mental, que puede causar, aunque no necesariamente, discapacidad y/o minusvalía. Por lo tanto, podemos decir que los términos deficiencia psíquica y retraso mental son equivalentes.

No obstante, las tendencias actuales huyen de un modelo basado en el déficit para explicar y definir el retraso mental. Las nuevas definiciones se basan en los apoyos que requiere la persona con retraso para poder desenvolverse con normalidad en su vida cotidiana. El término “discapacidad intelectual” viene a sustituir al de “retraso mental”, hoy día en desuso. Este nuevo término se ha convertido en el usado de forma más habitual entre la profesión médica, educativa y otras, así como la legislación pública y grupos de influencia.